Si a la Paz

A manera de editorial, LOS GRINGOS Y LA PAZ

Por: Fabio Arias.
Fiscal de la Cut Nacional.


Se ha desatado en las últimas semanas una gran pugnacidad entre quienes defendemos la paz y quienes nos quieren devolver a la guerra.

El gobierno de Iván Duque y su mentor el senador Álvaro Uribe Vélez representando los señores de la guerra, han arreciado su frontal ataque contra los acuerdos de paz, Así el presidente Duque objeta por inconveniencia la ley estatutaria de la Jep, rechaza las decisiones de esta y de las Altas Cortes relativas a la constitucionalidad de los acuerdos de paz, el uso de la aspersión aérea con glifosato para erradicar cultivos de coca y la no extradición e Jesús Santrich.

En estas acciones del gobierno, ha estado medrando, ordenando e incentivándolas el embajador de Estados Unidos, aplicando medidas de intimidación como quitar las visas a Congresistas y Magistrados que no han acompañado las desafortunadas acciones del gobierno que solo atina a asentir, rodilla en piso esta odiosa injerencia de Estados Unidos en nuestros asuntos internos.

En defensa de la paz se han expresado las fuerzas sociales y políticas de la democracia, el progreso, el centro político y sectores del establecimiento, que frente a las objeciones de la JEP, no han dudado en oponerse, sumando así mayorías en el Congreso y demandando de las Altas Cortes pronunciamientos en igual sentido.

El Testigo

Jesús Abad Colorado tuvo, además de un corazón muy fuerte para presenciar tanto terror, el índice, el ojo y el lente preciso de una cámara para guardar momentos que le duelen a Colombia.

Y por preciso momento, hago referencia a que estuvo en Granada, Bojayá, Urabá o San Rafael, todas comunidades con rastros de guerra, para ser testigo de tantos hechos dantescos: como ver a Granada rota en mil pedazos, mientras una mujer se casaba; o a un niño vistiendo muertos; o a una niña que se aferraba con toda su vida a una gallina que le habían regalado, en el preciso instante que su familia estaba siendo desplazada.

El impecable trabajo de Abad nos duele, nos toca, nos genera lágrimas y nos pone a pensar sobre este país del sagrado corazón, en donde se incumple, a pesar de ser en su mayoría católico —laico solo en documentos, porque la realidad, cuando viene el papa, la desmiente—, con el quinto mandamiento: no matarás.

Es esa hipocresía de rezar para empatar: se matan dos, se rezan veinte avemarías, tres padres nuestros, dos salves y todo está como empezó: igual.

Se vuelve a repetir la dosis: cinco disparos, veinte avemarías, tres padres nuestros, dos salves y listo: igual, como si nada por la calle, o en teatros, o en eventos públicos.

El documental de Abad nos conduce a preguntas de cómo Colombia ha permitido tanto sufrimiento en sus regiones más apartadas y olvidadas. Como se lo han dicho a él: sus fotografías parecen de diferentes guerras, lo cierto, en últimas, es que todas son de Colombia.

Y nos hacen preguntar, también, cómo permitimos que los campesinos, las personas que siembran lo que comemos, —los seres más nobles que conozco, por cierto— hubieran tenido el sufrimiento de perder su dignidad y su casa y sus vacas y su vida completa.

NI MARTÍNEZ NI DUQUE ENTIENDEN QUE HAY UN PAÍS DISTINTO

Por: León Valencia

Ni el presidente Duque, ni el fiscal saliente Néstor Humberto Martínez, ni algunos sectores de la justicia de los Estados Unidos han entendido que el país ha cambiado y por eso han tomado decisiones y han hecho discursos como si estuviéramos en los tiempos de Pablo Escobar, o en los años de la dura confrontación con las Farc.

Han tratado a Jesús Santrich como si fuera el jefe de un cartel de las drogas y le han dado a Marlon Marín el estatus de un agente infiltrado capaz de incubar con pruebas fehacientes un jugoso proceso judicial. Están actuando frente a la JEP como si fuera un tribunal ordinario, no un conjunto de juristas con acendradas convicciones de protección de los derechos humanos que están ante una misión extraordinaria derivada de un acuerdo de paz.

Están prohijando acciones de las fuerzas militares frente a líderes sociales o a personas vinculadas a la paz, como en los tiempos del ascenso subversivo de las guerrillas donde resultaba fácil acusarlos de complicidad con estas fuerzas. Están invocando la guerra contra las drogas, como en el tiempo en el cual las organizaciones de narcotraficantes le plantaron un desafío de muerte a las instituciones del país y a los Estados Unidos y no era difícil convocar la solidaridad nacional para enfrentarlas.

Señores, se firmó la paz con las Farc, entiendan eso. Señores, una parte de las élites del país quieren dejar atrás la guerra y la narcotización de las relaciones exteriores y construir otra agenda para la Colombia del siglo XXI. Señores, la izquierda salió de la marginalidad política y entró a disputar la presidencia y tiene ahora una importante bancada parlamentaria, capaz de llegar a acuerdos con esas élites políticas que quieren cambios en la vida nacional. Esa es una nueva realidad que exige unos comportamientos distintos de los altos funcionarios públicos.

Coca: ¿aspersión, erradicación o sustitución?

Por: Marisol Gómez Giraldo

El debate sobre la estrategia antidrogas está tan politizado que los protagonistas de la discusión parecen haber olvidado que el país ya experimentó todo en su lucha contra la producción, el procesamiento y el tráfico de cocaína y que nunca, en las últimas dos décadas, Colombia ha dejado de ser el primer productor mundial de esa droga.

En su lucha contra las drogas, el país llegó a tal extremo de que, en los comienzos del Plan Colombia, la cárcel de Mocoa, capital del Putumayo –el departamento con más cultivos de coca en ese entonces–, se llenó de humildes raspachines, entre ellos muchas mujeres, que fueron capturados para mostrarle resultados a Estados Unidos.
De las 37 mujeres presas que había en esa prisión en abril del 2000, 31 habían sido detenidas en los cultivos cocaleros. En la cárcel se las veía con las botas pantaneras que llevaban puestas cuando raspaban la hoja de coca.

“La cosa se puso así desde febrero, cuando comenzaron con el cuento del Plan Colombia. Por justificar un proyecto cogen a un raspachín y lo presentan como a un mafioso”, le dijo en ese entonces a esta reportera un sacerdote de Mocoa.

Hoy, 17 años después, Putumayo es el segundo departamento del país con más cultivos de coca, después de Nariño. Y Colombia, según la medición de la ONU, terminó el 2016 con 146.000 hectáreas de plantíos ilícitos, apenas 20.000 menos de las que había en el 2000. Es decir, nada ha cambiado mucho aunque durante 15 años se aplicó un ambicioso programa de aspersión aérea con glifosato.

La contradicción principal es el tema de la Paz.

La Corporación Nuevo Arco Iris saluda Mesa de diálogo entre Gobierno y ELN.

En medio de las dificultades que se presentaron en la negociación con las Farc, con el plebiscito del 2 de octubre, es una señal muy positiva para el proceso de paz y en general en Colombia el hecho de que por fin el ELN y el Gobierno nacional hayan decidido comenzar la mesa de negociaciones con la instalación el próximo 27 de octubre en Quito y el comienzo normal de las negociaciones el 3 de noviembre en la misma ciudad.



Esta decisión, precipitada seguramente por los acontecimientos de los últimos días, refresca las posibilidades del proceso de paz; si juntamos ese elemento con el hecho de la gran movilización social que ocurre en este momento en todas las partes del país, en las calles, en las plazas, donde la democracia de la calle de la población se está tomando realmente en serio la necesidad de defender el proceso y la culminación del acuerdo de paz y juntamos todo esto con el apoyo internacional y definitivamente con el Nobel de paz al presidente Santos, es un gesto importantísimo que fortalece el espíritu de los elementos positivos frente al camino de la reconciliación de la paz en Colombia.

Las paradojas colombianas

Por: León Valencia.



Dije que ahora todo dependía de que las fuerzas militares y la policía mantuvieran su fidelidad a Santos, la comunidad internacional su apoyo y las movilizaciones populares su presencia



Estaba invitado primero a Washington y luego a Madrid, a partir del martes 4 de octubre, para hablar del posconflicto que arrancaba con la firma y la refrendación del acuerdo; y de repente ocurre que gana el No en el plebiscito y quienes me invitaban, agentes del gobierno, del Congreso, de los empresarios y de las organizaciones no gubernamentales, deciden mantener las reuniones y cambiar el libreto, para buscar una explicación de la derrota del Sí y aventurar un futuro inmediato de la paz. En medio del desconcierto se me ocurrió presentar la situación del país como un cúmulo de paradojas.

Declaración del PTC

Ante los resultados del plebiscito del dos de octubre, en medio de una abstención electoral de 63% del total de ciudadanos aptos para votar, que arrojó una mayoría irrisoria de 53.894 votos para el NO frente a una votación total de 13 millones de colombianos

El fin del conflicto armado: un paso hacia la paz.

Por: Javier Sánchez Segura



Temas


1)Antecedentes de negociación con las farc.

2)Los costos económicos del conflicto.

3)Los costos humanos del conflicto.

4)El impacto subregional del conflicto.

5)Costos ambientales del conflicto armado.

6)Los costos del conflicto en Yolombó.

7)Agenda de negociación de la Habana.

8)Evolución de la negociación.

9)Puntos del acuerdo: desarrollo agrario.

10)Puntos del acuerdo: participación política.

11)Acuerdo sobre drogas y cultivos de uso ilícito.

12)Los puntos del acuerdo: las víctimas.

13)Puntos del acuerdo: el fin del conflicto. Zonas de ubicación de las farc.

14)El fin del conflicto.

15)La implementación de los acuerdos.

16)Ventajas humanas del fin del conflicto.

17)Otras ventajas del fin del conflicto.

18)Sobre el plebiscito: 2 de octubre.

19)Los retos del post acuerdo.





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PARA QUE NO SUCEDA NUNCA MÁS.

Cuentos para digerir el postconflicto en Colombia




Lucho Ávila





Por: Ángel Galeano Higua.

(Fragmento)



Pasan de uno en uno para la última conversación… Colonos y barequeros, mineros y aserradores, pescadores que vienen desde El Dorado y El Tagual, Tiquisio y Arenal, La Garita y Villa Uribe, Micumao y La Ventura, se aglomeran en susurros alrededor de la casa de la cooperativa donde yace el cuerpo inerte de Lucho.
Clemente ya regresó a las encumbradas entrañas de la serranía, donde la tierra se hermana con el cielo. Muchos de quienes en la tarde acompañaron al padre hasta su comunión final con los ancestros, ahora están allí, en Montecristo, para su última conversación con el hijo. Ni María Fernanda, ni Aura Elena, quieren desprenderse del féretro color caoba, salpicado por sus lágrimas, el mismo que Estefanía conservaba bajo su cama desde cuando cumplió cuarenta años, siguiendo una antigua costumbre de familia y que ahora cedió para guarecer a Lucho. Fabricado sobre medidas hace seis años por el carpintero de Montecristo, ha sido ataviado con la misma bandera de Colombia que cada mes izan los mejores alumnos de la escuela primaria y del colegio de bachillerato.

Dudas y claridades sobre los Acuerdos de Paz: Segunda Edición, Versión Mejorada.

Resumen de los acuerdos en La Habana.

Las razones que tienen los trabajadores para el SÍ en el plebiscito.

Por: José Luciano Sanín Vásquez.

Analista. Socio de la ENS.



Los trabajadores y trabajadoras del país, además de las razones que nos convocan como ciudadanos para optar por la terminación del conflicto armado y reivindicar el ejercicio de la política sin violencia –razones más que suficientes para apoyar con el SÍ los acuerdos de La Habana en el plebiscito convocado para el próximo 2 de octubre– entendemos también que con ocasión, y como efecto directo e indirecto del conflicto armado, se afectaron gravemente las relaciones laborales y la calidad del empleo.



El principal mensaje que deja el acuerdo entre el gobierno y las FARC, es que sí fue posible resolver con el diálogo un conflicto armado de más de 50 años.

SÍ en el plebiscito por la PAZ.

EDITORIAL: LAS VENTAJAS DE LA PAZ.

Editorial, La Bagatela N° 44.



Hacia el Sí en el Plebiscito del 2 de octubre



Un vuelco grandioso: tal el que se halla a punto de experimentar Colombia. Al cabo de 52 años, se juntan las condiciones para que -así sea en medio de intrincadas circunstancias- los colombianos iniciemos una nueva época, en la cual los conflictos de fondo del país no se diriman más mediante la violencia.



El próximo 2 de octubre, la inminencia del nuevo período del acontecer nacional podrá convertirse en acontecimiento real por los ciudadanos que concurran positivamente a la histórica cita refrendatoria y logren la victoria del decisivo Sí plebiscitario. Las Farc, la más antigua y mayor de las agrupaciones armadas insurgentes del país, abandonará el camino de la violencia para el logro de sus propósitos y perseguirá estos a través de la lucha política.

MITOS DE LA PAZ. Entrevista a Yezid García.

Ante la duda… Sí.

Por: Rodrigo Uprimny.



Pero no es contradictorio que uno exprese objeciones, incluso severas, al acuerdo de paz y sin embargo vote Sí, pues la decisión en este plebiscito es global y compleja ya que, como lo explico más sistemáticamente en mi blog en La Silla Vacía, entran en juego al menos tres factores: i) los beneficios y costos de la paz negociada, ii) los beneficios y costos del acuerdo de paz como un todo inescindible, y iii) el efecto probable del resultado del plebiscito.



Ninguno de esos puntos es matemático e incontrovertible, y está condicionado por emociones y perspectivas ideológicas, lo cual explica muchas de nuestras discrepancias e incertidumbres. Pero como ciudadanos debemos esforzarnos por hacer ese examen con conocimiento y a conciencia, por la importancia de este plebiscito. Y Rueda hizo la tarea.

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