La batalla de las basuras II

Por Jaime Vargas Ramirez
Tomado de blogdeopinionyanalisis.blogspot.com

Es 18 de diciembre, suena la campana, primer round, golpe va, golpe viene, la administración distrital sale con sus volquetas y operarios a recoger la basura, hay más de la cuenta, los operarios privados no cumplen su labor en las últimas horas, incluso unos riegan la basura en las aceras. Los trabajadores de la nueva empresa distrital se ven a gatas para montar los bultos de basura en improvisados carros. Los grandes medios, en forma artera, salen a despotricar del nuevo modelo y presentan un apocalipsis: ¡Bogotá inundada de desechos!

Los organismos de “control”, en gavilla, le caen a Petro. Denuncias y demandas inundan la Procuraduría, la Contraloría y demás ías. Las mismas que han guardado silencio cómplice ante el atraco de más de 500 mil millones de pesos, de más, que han cobrado los operadores privados a los residentes de la capital como bien lo denunció Pablo Bustos Sánchez: “Entre tanto, miles de quejas por esta abusiva sobrecarga tarifaria fueron sepultadas por la Superintendencia de Servicios Públicos y la propia CRA- Comisión Reguladora de Agua Potable-, encargada de la regulación y control, así como el propio Concejo Distrital y la pléyade de parlamentarios por Bogotá, y los últimos alcaldes, entre otros, se hicieron los de la vista gorda”.

El nacimiento de la nueva empresa pública ha sido dolorosa y traumática, como no se lo esperaba la administración distrital, y quedan aún más obstáculos para superar. Seguramente Petro y sus asesores calcularon mal, su principal error fue creer que la batalla era solo con los operadores privados y no dimensionaron los tentáculos que estos han construido con otros sectores de la sociedad afines a sus intereses. O en palabras de Natalia Springer: “Nadie va a arrebatarle el negocio a la mafia por medios pacíficos, ni ella lo va a entregar de buena fe, especialmente cuando un sector de esa mafia está bajo el control de los grandes señores de la guerra, la paraeconomía, que hasta ahora se mantiene incólume, amparada por la más absoluta impunidad y la certeza de que ningún reclamo se tramitará con éxito por la vía de una justicia arruinada, que no funciona”.

Pero desafortunadamente no solo han sido los medios, los entes de “control”, empresarios y políticos de derecha los que han tomado partido por los carteles de la basura, extrañamente algunos sectores de izquierda que dicen defender lo público, en esta oportunidad han optado por un silencio que, para el caso, suena al más ramplón oportunismo. Y cuando escriben, lo hacen en contra del proceso iniciado por el alcalde. Basta mirar el artículo escrito por al anterior candidato del Polo a la alcaldía de Bogotá - quien parece no se repone de sus 30 mil raquíticos votos - titulado “la costosa derrota del día D”, dejando entrever, sin duda, que la apuesta real del Polo es la derrota del nuevo modelo de la recolección de basuras en la capital, lo que llenaría su maltrecho corazón de gozo, pues sería la derrota del odiado Petro. Ocho años estuvo el Polo al mando de la capital y ni siquiera una denuncia de los contratos leoninos suscritos con los concesionarios. No podrá pues, la cúpula del Polo, sentir orgullo en este caso, pues ha evadido el debate con astucia.

Pero lo cierto es que no hay tal derrota, para beneplácito de los bogotanos de a pie y para contrariedad del Polo y la derecha. Lo que hay en este primer round es un empate técnico y el alcalde asumiendo su error de cálculo con respecto a la correlación de fuerzas para enfrentar dichos carteles, ha contratado provisionalmente de nuevo con ellos y deberá ahora centrar sus energías en consolidar y poner en marcha la nueva empresa de aseo y la cultura del reciclaje. Ya los compactadores parqueados en Cartagena llegaron cargados de problemas. Viene entonces para el 2.013 un intento de revocatoria por parte de la azul y cavernaria Casa Gómez, al igual que una posibilidad grande de destitución y muerte política por parte de la Procuraduría. La pelea apenas comienza, lo que implica la alerta de todos los demócratas y progresistas de Colombia.